Como ya se acerca el buen tiempo cada vez nos apetece pasar menos tiempo en la cocina. Por eso hemos pensado en una receta fácil, que no nos lleve mucho tiempo y que sea deliciosa. Hoy prepararemos unas Tartaletas de calabacín y queso de cabra fáciles, ricas y que se hacen en un pispás.
Además la masa de la base la vamos a preparar también nosotros. De esta manera tendremos una receta para hacer bases de tartas tanto dulces como saladas. Podremos dejar la masa preparada la víspera y hacer el relleno al día siguiente. Incluso podemos preparar varias masas y congelarlas para tener siempre a mano una base de tarta.
En esta ocasión vamos a emplear calabacín pero este tipo de tartas admiten casi cualquier verdura. También podemos añadir jamón, bacon, taquitos de salmón… Y el queso puede ser el que más os apetezca pero sentimos debilidad por el queso de cabra. Es cremoso, con un sabor fuerte y delicado al mismo tiempo. También podríamos utilizar queso manchego rallado, un poco de parmesano o un cheddar curado. Me gustan estos tipos de queso porque tienen un sabor fuerte y contundente que contrasta con el dulzor del calabacín.
Empezamos a preparar estas tartaletas de calabacín y queso de cabra.
Ingredientes
Para 10-12 tartaletas individuales o una tarta grande
Para la base:
- 125 g de mantequilla fría
- 1 1/4 taza de harina
- 1/2 cucharadita de sal
- 1/2 cucharadita de azúcar
- 1/4 taza de agua fría
Para el relleno:
- 4 huevos
- 1 calabacín mediano
- 1 puerro grande
- 250 ml de leche evaporada
- 1 rulo de queso de cabra
- Sal y pimienta al gusto
- Especias: orégano, tomillo, estragón, hierbas de Provenza…
Preparación de las tartaletas de calabacín y queso de cabra
Preparación de la base
Ingredientes muy fríos
En primer lugar vamos con la masa para hacer la base de la tarta. Algo muy importante a la hora de prepararla es tener todos los ingredientes muy fríos, recién sacados del frigorífico. Como habéis visto tenemos pocos ingredientes para preparar la base pero es fundamental que tanto la mantequilla como el agua estén muy, muy frías. La mantequilla ha de estar dura al tacto, nada de punto pomada como solemos decir en otras ocasiones.
La receta de esta masa está sacada de la web Food Everyday. Para que os quede más claro cómo se prepara la masa os dejo este vídeo. Está en inglés pero creo que se entiende bastante bien.
Cortamos la mantequilla fría en cuadraditos y la colocamos en un cuenco o en el recipiente del robot de cocina. Yo la he hecho en el robot porque es más cómodo y te manchas menos pero a mano podemos hacerla también. Es un poco más engorroso y nos pringaremos un poco. Para hacerla a mano os recomiendo un instrumento con varias hojas cortantes muy útil a la hora de preparar masas como la quebrada, brisa… En tiendas de repostería y ferreterías es fácil de encontrar. El mío lo compramos en una tienda en Bélgica llamada Dille & Kamille por unos 10 €.
Añadimos el resto de ingredientes
Añadimos la harina, la sal y el azúcar a la mantequilla y mezclamos. Se nos formarán unas migas bastante gruesas y tendremos muchos trozos de mantequilla sin integrar bien en la masa. No os preocupéis porque si os pasa esto es que vamos por buen camino. Añadimos la mitad de la cantidad de agua que os indico y mezclamos. La masa absorberá todo el líquido y las migas se harán un poco más pequeñas. Añadimos el agua que nos queda y mezclamos.
Colocamos un trozo grande de film de cocina sobre una mesa o la encimera y volcamos nuestras migas de masa sobre él. Ayudándonos del plástico hacemos un montoncito con las migas. En el vídeo se ve muy bien como hacerlo. Vamos dando forma de círculo grueso a la masa ayudándonos del plástico. No hay que esmerarse mucho, en el momento que las migas comiencen a quedarse pegadas unas a otras, la masa ya estará prácticamente preparada. Envolvemos la masa con el plástico y la guardamos en el frigorífico al menos media hora.
Preparación del relleno
Limpiamos el puerro y lo cortamos en trozos pequeños. En una sartén calentamos un par de cucharadas de aceite de oliva y sofreímos el puerro a fuego lento para evitar que se nos queme.
Lavamos el calabacín y sin pelarlo lo cortamos por la mitad en sentido longitudinal. Troceamos cada parte en medias lunas de un grosor de 2-3 mm. Incorporamos el calabacín a la sartén cuando el puerro tenga un color dorado y esté tierno. El calabacín se cocina en cuatro o cinco minutos. No es necesario cocinarlo durante más tiempo ya que luego lo vamos a hornear. Cuando el calabacín este hecho apagamos el fuego y reservamos.
En un cuenco grande batimos los cuatro huevos con la leche evaporada y una pizca de sal. Añadimos las especias que más nos gusten y un poco de pimienta. Reservamos.
Preparación de las tartaletas
Precalentamos el horno a 180ºC.
Sacamos la masa del frigorífico y sobre una superficie muy bien enharinada la extendemos. En esta ocasión vamos a hacer tartaletas individuales pero también podéis preparar una tarta grande. La masa tiene que estar muy bien enharinada para poder extenderla ya que de lo contrario el rodillo se nos pegaría y la masa se rompería. Estiramos hasta que la masa tenga medio centímetro de espesor. Si vamos a hacer tartaletas individuales colocamos el molde sobre la masa estirada para calcular el tamaño del círculo que debemos cortar. Es mejor que sobre un poco que quedarnos cortos. Haremos lo mismo si vamos a hacer una tarta grande. Una vez que tengamos todo los círculos cortados los colocaremos sobre nuestros moldes. Si son desmontables mucho mejor pero no es necesario. Prefiero moldes metálicos, ya sean de acero inoxidable o de aluminio ya que transmiten mejor el calor pero también nos sirven moldes de silicona. Se desmoldan mejor y son fáciles de limpiar.
Primer horneado
Cuando tengamos todos los moldes forrados con la masa los hornearemos en blanco, es decir con un relleno provisional que pueden ser unos garbanzos o alubias secas o unas bolitas de cerámica que venden en muchas tiendas especializadas en repostería. Colocamos sobre cada tartaleta un trozo de papel de horno y rellenamos con garbanzos, bolitas o lo que tengamos más a mano. Horneamos durante 10 minutos a 180ºC.
Pasado este tiempo sacamos los moldes de horno y dejamos que se enfríen un poco antes de retirar el relleno provisional.
Segundo horneado
Retiramos el relleno y colocamos una cucharada más o menos de calabacín sobre cada molde. La cantidad de relleno dependerá del tamaño de nuestra tartaleta. A continuación llenamos cada tartaleta con la mezcla de huevo y leche evaporada con cuidado de que no rebose y se salga del molde.
Una vez que tengamos las tartaletas rellenas sólo nos queda colocar un trozo de queso de cabra en cada una de ellas.
Horneamos durante 12-15 minutos o hasta que el relleno esté hecho.
Sacamos del horno y dejamos enfriar sobre una rejilla.
Cuando estén frías por completo podremos sacarlas del molde. Si vais a hacer una tarta grande no es necesario desmoldarla. Además si el molde es bonito, como son los de cerámica, nos lucirá mucho a la hora de llevarlo a la mesa.
Una cena deliciosa que se prepara en un momento si tenemos la masa preparada con antelación. Con un buen plato de ensalada tenemos una comida completa. Son ideales para llevar de almuerzo al trabajo o para preparar una cena o merienda informal con amigos.
Espero que os haya gustado y hasta la próxima.
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