En invierno, la reina de las frutas es la manzana pero no debemos olvidarnos de su prima, la pera. Por eso, para no olvidarnos de tan rica fruta hoy vamos a preparar una Tarta de pera, jengibre y limón estupenda y lo mejor de todo, muy sencilla.
Generalmente cuando vamos a preparar una tarta en invierno solemos emplear las manzanas pero me apetecía cambiar de fruta y he pensado que unas buenas peras Conferencia serían una alternativa deliciosa.
Las peras son una fruta de sabor delicado y suave, con una carne jugosa y muy sabrosa y que ahora están en su mejor momento. También podéis usar otra variedad de pera que no sea la Conferencia pero siempre ha de ser una variedad de carne firme y con poca cantidad de agua y que esté en su punto óptimo de maduración. Si la pera está muy madura se nos puede romper o deshacer al hornearse.
Además la masa de la tarta de pera la vamos a hacer con nuestras manitas, para ir perdiendo el miedo a las masas caseras. En cuanto hagáis dos o tres masas en casa y veáis lo fácil que es nunca más vais a comprarlas. No pasa nada por usar masa de compra pero si la hacemos en casa nos va a salir más rica, seguro.
¿Preparados para mancharnos un poco las manos? Comenzamos con la receta de tarta de pera, jengibre y limón.
Ingredientes:
Para un molde circular de 26 cm.
Para la masa sablé:
- 200 g de harina
- 125 g de mantequilla fría
- 80 g de azúcar
- 1 huevo L
- Una pizca de sal
- 1/2 cucharadita de jengibre en polvo
- Ralladura de un limón
Para el relleno:
- 4 peras Conferencia grandes (o de la variedad que más os guste)
- 3 huevos L (o 4 de tamaño M)
- 200 ml de nata para repostería
- 125 g de azúcar
- 1 cucharadita de jengibre en polvo
- Zumo de un limón
Elaboración de la tarta de pera y jengibre
Elaboración de la masa sablé
En primer lugar vamos a hacer la masa sablé. Es una masa muy sencilla que os puede servir para hacer más tartas dulces ya que es una base resistente que aguanta muy bien los rellenos.
La principal diferencia de la pasta o masa sablé con la masa quebrada o brisa es que la primera no lleva ningún líquido en su elaboración. La segunda lleva normalmente agua entre sus ingredientes. Son masas que se trabajan muy poco porque queremos que queden ligeras y que la mantequilla no se integre por completo. De esta manera al hornearse, la mantequilla se derretirá y dejará un hueco haciendo que la masa sea crujiente y ligera.
En un recipiente amplio colocamos la harina con el azúcar, la sal, el jengibre en polvo y la ralladura de limón. A continuación añadimos la mantequilla fría y con las manos, con un tenedor o con un cortador de repostería (en las fotos de esta entrada podéis ver el que uso) mezclamos hasta obtener unas migas de masa gruesas, en las que queda harina por integrarse. Incorporamos el huevo ligeramente batido y continuamos mezclando hasta obtener una masa consistente pero poco trabajada, en la que veamos trocitos de mantequilla enteros. Cuando tengamos la masa lista le damos forma de disco o de bola y la envolvemos en un trozo de plástico de cocina. La enfriamos en el frigorífico al menos media hora. Podemos preparar la masa con antelación y dejarla en frío hasta que la usemos. Incluso la podemos congelar pero se prepara tan rápido que no merece la pena.
Cómo forrar mi molde con la masa sablé
Cuando la masa haya reposado la sacamos del frigorífico y dejamos que se atempere cinco minutos. Espolvoreamos harina sobre la mesa o superficie de trabajo y con la ayuda de un rodillo estiramos la masa hasta obtener un disco del tamaño de nuestro molde y un poco más. El grosor de la masa será más o menos de medio centímetro.
Con ayuda del rodillo colocamos el disco de masa sobre el molde que hayamos elegido. Presionamos con cuidado para que la masa no se rompa, de forma que se adapte al molde. Cortamos el exceso de masa con un cuchillo o pasando en rodillo por los bordes del molde. Para adaptar la masa al molde lo mejor es usar un trozo de masa en forma de bolita y apretar con él. De esta manera no se nos romperá la masa.
Horneado de la masa sablé
Ahora vamos a hornear nuestra masa sablé sin relleno, lo que en pastelería llaman hornear en blanco.
Colocamos una hoja de papel vegetal o de horno sobre nuestro molde con masa. Lo mejor es arrugar la hoja de papel para que se adapte al molde. Arrugadlo haciéndolo una bola y luego estirad el papel. De esta manera es más flexible y manejable. Sobre el papel colocaremos peso. Yo uso unos garbanzos que tengo para este tipo de tartas. Se pueden usar un montón de veces. También podéis usar bolitas de cerámica para repostería.
Horneamo a 180ºC durante 10-12 minutos. Pasado este tiempo sacamos el molde del horno y retiramos el peso que habíamos colocado.
Reservamos.
Elaboración del relleno de la tarta de pera y jengibre
Pelamos las peras, que han de estar maduras pero no pasadas. Las partimos por la mitad y con una cucharilla o vaciador quitamos el corazón de las peras. A continuación cortamos cada mitad en tres trozos. Colocamos los trozos de pera en un plato hondo y los bañamos con el zumo de limón. Dejamos que se maceren en el zumo unos 15 minutos. Mientras tanto podemos preparar el resto del relleno.
En un cuenco o bol batimos los huevos con la nata. Añadimos el azúcar y el jengibre y batimos hasta que el azúcar se disuelva.
Colocamos esta mezcla líquida en el molde con la masa sablé pre-horneada. Por último colocamos los trozos de pera de forma que nos queden uniformemente distribuidos en la tarta.
Podemos espolvorear un poco de azúcar moreno sobre la tarta de pera. Al hornearse se caramelizará y le dará un bonito color.
Horno
Con el horno precalentado a 180ºC cocinaremos durante 30-35 minutos o hasta que la masa esté cuajada y la superficie tenga un bonito color dorado. No hornear en exceso ya que la tarta ha de quedar jugosa y tierna.
Pasado este tiempo la sacamos del horno y dejamos que se temple sobre una rejilla. Serviremos la tarta de pera en el mismo molde en el que hemos horneado. Si vuestro molde es desmoldable podéis sacarla si os apetece.
Podemos espolvorear un poco de azúcar glasé sobre la tarta cuando se haya quedado tibia.
A mí esta tarta de pera, jengibre y limón me gusta comerla templada, sin que se haya enfriado por completo. Si además la servimos con un poco de nata montada con canela o con una bola de helado de vainilla se convierte en un postre absolutamente irresistible.
También podéis hacer la tarta de pera en moldes individuales y servirlo como tartaletas. Queda muy bonito para postre en cualquier comida o cena o si queréis sorprender a alguien.
Espero que os haya gustado y hasta la próxima.
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