Como estos días el calor no nos da tregua, en La Dulceneta hemos pensado en una receta que no aumente aún más la temperatura de nuestra casa o cocina. Sólo de pensar en encender el horno me pongo enferma, por eso la receta de hoy va a ser fría. Se trata de una sencillísima panna cotta con salsa de frambuesas.
La panna cotta es un postre típicamente italiano y es literalmente “nata cocida”. Es originaria de la zona del Piamonte y consta principalmente de nata, azúcar y gelatina.
Nos puede recordar a un flan pero su textura es algo diferente debido a la gelatina y el sabor es básicamente a lácteo, como un yogur cremosos pero con más consistencia.
A esta receta básica le podemos añadir otros ingredientes: chocolate, café, puré de frutas, canela… y tendríamos panna cotta de sabores.
Para acompañar a la panna cotta vamos a hacer una salsa de frambuesas muy fácil. Esta salsa os puede servir para acompañar otras elaboraciones como helados, bizcochos…
¡Vamos con la receta!
Ingredientes
Para la panna cotta:
- 300 ml de nata
- 200 ml de leche
- 4 o 5 cucharadas de azúcar
- 1 vaina de vainilla o 1 cucharadita de extracto de vainilla
- 4 hojas de gelatina
Para la salsa de frambuesa:
- 200 g de frambuesas frescas o congeladas
- 4 cucharadas de azúcar
- Hojas de menta o hierbabuena
Elaboración de la panna cotta
En un cazo ponemos a calentar la nata y la leche. Abrimos la vaina de vainilla por la mitad en sentido longitudinal y con un cuchillo pequeño raspamos las semillas. Las añadimos a la nata y la leche junto con la vaina. Si no tenemos vainas de vainilla podemos añadir una cucharadita de esencia de vainilla.
A continuación añadimos el azúcar y removemos hasta que se disuelva por completo.
Cuando la mezcla comience a hervir apagamos el fuego y seguimos removiendo. Dejamos que la mezcla se temple sin dejar de remover. Pasados 20-30 minutos sacamos la vaina de vainilla. Reservamos.
En otro recipiente ponemos agua fría y añadimos las hojas de gelatina. Dejamos que se remojen unos cinco minutos. Cuando se hayan ablandado, las escurrimos para eliminar todo el agua que podamos. Haced este paso con delicadeza. Tampoco dejéis la gelatina en agua mucho tiempo porque se acabará deshaciendo.
Añadimos la gelatina a la mezcla de nata y leche templada y removemos hasta que la gelatina se disuelva por completo.
Ya tenemos preparada la panna cotta. Sólo nos queda colocarla en unos moldes o vasos de cristal. Se puede colocar en un molde de magdalenas de silicona para luego desmoldarlos como un flan o en un vasito de cristal para comerlo de él directamente.
En nuestro caso la vamos a presentar en unos vasos de cristal. Con esta cantidad nos van a salir cuatro vasos de panna cotta.
Llenamos los vasos con la mezcla usando un pequeño colador para evitar que caiga algún trozo de gelatina que no se haya disuelto.
Dejamos que se enfríen a temperatura ambiente y posteriormente las guardamos en el frigorífico. Para que el frío no las reseque mucho podemos taparlas con un poco de plástico de cocina. Para que se solidifique la panna cotta han de pasar al menos cuatro horas en frío. Mejor si las dejamos toda la noche enfriando.
Preparación de la salsa de frambuesa
Para la salsa ponemos las frambuesas en un cazo con el azúcar y calentamos. Con un tenedor o cuchara aplastamos ligeramente las frambuesas. Dejamos que se cocine durante unos 10-15 minutos a fuego medio-bajo.
Dejamos que se temple un poco y la colamos para quitar las pequeñas pepitas de las frambuesas. De esta manera, la salsa quedará más fina ya que las pepitas pueden ser un poco molestas a la hora de comer. Si queréis la salsa un poco más rústica no hace falta que la coléis.
Cuando la panna cotta se haya solidificado cubrimos con la salsa de frambuesas y ya tenemos un postre sencillisímo listo para comer. Podemos decorar con unas hojitas de menta o hierbabuena.
Espero que os haya gustado y hasta la próxima.
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