Aprovechando que todavía quedan tomates buenos en nuestros mercados y fruterías vamos a preparar un chutney de tomate y physalis que os servirá de acompañamiento en infinidad de platos y comidas.
Y ahora me diréis, el tomate, bien pero ¡qué es un physalis! Pues bien, el physalis es una baya pequeña, de color amarillo, sabor dulce y que viene envuelta en unas hojas a modo de abrigo. También se denomina tomate peruano o uchuva y cada vez es más frecuente encontrarlo en fruterías y grandes superficies comerciales.
Ni que decir tiene que si no lo encontráis en vuestra frutería podéis eliminarlo de esta receta de chutney de tomate o sustituirlo por unos trocitos de pera o manzana pero aprovechando que tenía unos cuantos en casa decidí incorporarlos a última hora.
En La Dulceneta ya hemos preparado un chutney pero en aquella ocasión se trataba de un chutney de mango y jengibre picante. Si no habéis visto la receta os recomiendo que le echéis un vistazo porque os va a encantar.
Para los que no hayáis oído nunca el término, un chutney es un tipo de conserva que mezcla los sabores dulce, agrio y picante en una misma elaboración y que es muy típico de la India.
El chutney de tomate y physalis que vamos a preparar podemos tomarlo como acompañamiento de carnes y pescados a la plancha, con una buena tabla de quesos o simplemente para untar en un trocito de pan.
Empezamos con este rico chutney de tomate y physalis.
Ingredientes
Para dos tarros de 160 ml de capacidad cada uno.
- 800 g de tomates pera
- 1 cebolla roja pequeña
- 50-75 g de physalis (opcional)
- 150 g de azúcar moreno
- 120 ml de vinagre de Jerez
- Un trozo de jengibre fresco (unos 4-5 cm)
- Un chile rojo grande fresco
- 1 cucharadita de cilantro en polvo
- 1/2 cucharadita de canela molida
- Pimienta negra molida al gusto
- 1/2 cucharadita de cardamomo molido
- Opcional: una estrella de anís (en esta ocasión no lo he usado)
- Una pizca de sal
Elaboración del chutney de tomate y physalis
En primer lugar vamos a pelar los tomates. Yo he elegido tomates pera porque para este tipo de elaboraciones van fenomenal pero nos valdría casi cualquier tomate maduro.
Para pelar fácilmente los tomates calentamos agua en una cazuela. A continuación, con un cuchillo bien afilado, hacemos una cruz en los tomates por el lado contrario al pedúnculo. Cuando el agua comience a hervir introducimos todos los tomates y los dejamos 20-30 segundos. Después los sacamos y los pasamos rápidamente por agua fría. La piel de los tomates se desprenderá ahora con mucha facilidad.
Una vez que tengamos los tomates pelados, los cortaremos en trozos grandes. Durante la cocción se van a deshacer casi por completo. Reservamos.
Picamos la cebolla roja en trozos pequeños y la reservamos.
Calentamos una cazuela con un chorrito de aceite de oliva y añadimos los tomates y la cebolla troceados. A continuación incorporamos todas las especias en polvo, la pimienta, el azúcar moreno y una pizca de sal.
Para pelar el trozo de jengibre fresco lo mejor es usar una cuchara y quitar la piel exterior con ella. Rallamos el jengibre y lo incorporamos a la mezcla.
Si queremos que nuestro chutney de tomate tenga un toque picante le añadimos un chile cortado en trozos pequeños. Para evitar que el chile pique en exceso retiramos las semillas y los nervios blancos. Si no os gusta el picante podéis prescindir perfectamente del chile.
Limpiamos los physalis quitándoles en primer lugar las hojas y luego los pasaremos por agua para eliminar posibles restos de tierra o polvo.
Dejamos que la mezcla de chutney de tomate se cocine durante 50-60 minutos a fuego medio. Cuando hayan pasado 40-45 minutos añadimos los physalis. Dejamos cocinar unos 10 minutos más y nuestro chutney de tomate ya estará listo.
Conservación del chutney de tomate y physalis
En primer lugar tendremos que esterilizar nuestros tarros. En una cazuela grande colocamos los tarros y los cubrimos con agua. En el fondo de la cazuela podemos colocar un trapo para que los tarros no choquen entre ellos al hervirlos. Llevamos el agua a ebullición y los dejamos aproximadamente 10 minutos. Pasado ese tiempo, apagamos el fuego y dejamos los tarros en el agua que hasta que se enfríen. Posteriormente, sacamos los tarros y dejamos que se sequen boca abajo sobre un trozo de papel o sobre un trapo de cocina limpio.
Una vez que nuestro chutney de tomate se haya cocinado llega el momento de conservarlo. Si hemos preparado poca cantidad no es necesario ningún proceso especial. Simplemente, llenaremos unos tarros de cristal, los taparemos y los daremos la vuelta hasta que se enfríen. Cuando estén fríos lo mejor es guardarlos en el frigorífico.
Si lo que queremos es que nuestro chutney de tomate se conserve durante más tiempo deberemos hacer un pasteurizado. Puede parecer algo muy complicado a primera vista, pero en este enlace que os dejo al blog de Claudia&Julia os explican a la perfección cómo debéis hacerlo para lograr conservas muy duraderas.
Si hacemos correctamente el envasado este chutney de tomate nos durará en la despensa mucho tiempo. Os va a sorprender.
Espero que os haya gustado y hasta la próxima.
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