Esta entrada de hoy es un poco diferente a todas las demás. Como bien sabéis todos, La Dulceneta es un lugar donde compartimos nuestro amor por la repostería, tanto dulce como salada, por las masas, bollería y todo aquello relacionado con el placer de la comida en general. Pero hoy os vamos a hablar de un pequeño viaje que hicimos hace poco más de un mes a Bélgica.
Aprovechando que el Sr. Dulceneto y yo teníamos unos días libres, decidimos hacer un viaje pero no teníamos muy claro el destino. Queríamos salir de España pero tampoco nos apetecía un viaje de muchas horas de avión. Finalmente nos decidimos por Bélgica.
Nuestro viaje consistió en cinco estupendos días por tierras belgas. Las ciudades que visitamos fueron Bruselas, la capital, Brujas, ciudad de cuento y Gante, la gran desconocida.
El país nos encantó, no tanto su climatología ya que durante todos los días llovió, hizo frío y sopló un viento muy, muy desagradable pero incluso con la meteorología en contra volvimos muy contentos de nuestro viaje.
Os vamos a contar nuestro viaje desde el punto de vista “gastronómico”, los monumentos, visitas culturales y museos lo dejo para otros blogs de viajes, que lo contarán mejor que nosotros.
Bruselas
Bruselas es la capital de Bélgica y de la Unión Europea por lo que la variedad cultural, linguística y gastronómica se hace notar en la ciudad.
Lo más conocido de Bruselas son los mejillones con patatas, el chocolate y los gofres. Nosotros los mejillones con patatas no los probamos porque la verdad es que nos parecían muy pequeños y poco apetecibles. ¡Nada que ver con nuestros mejillones gallegos!
Chocolate
El paraíso de los chocolateros. Te puedes encontrar tiendas de chocolate en cualquier rincón de la ciudad pero las chocolaterías más espectaculares estaban el las Galerías de Saint Hubert y de La Reina. Impresionantes escaparates decorados con mucho mimo y esmero. Las fechas en las que fuimos coincidieron con la Pascua y todos los escaparates estaban decorados con huevos de Pascua, pollitos y conejos. Las presentaciones de los bombones y pralinés me parecieron increíbles, con mucho gusto pero con unos precios un tanto desorbitados. En general me pareció que el chocolate era un poco caro pero la calidad de muchos de ellos lo merece. Las chocolaterías más famosas son Leonidas, Pierre Marcolini, Neuhaus, Godiva…
Gofres
Otro dulce conocido en el mundo entero. Bruselas está plagada de tiendas de gofres y veréis a muchísima gente comiéndolos por la calle a cualquier hora. Por la zona del Manneken Pis hay infinidad de puestos que venden gofres desde 1€, los que no llevan nada, hasta 5€ si le añades nata, fruta, caramelo, chocolate caliente…
A mi me gustan sin nada, ni nata, ni fruta ni caramelo. Me encantan los gofres, no puedo evitarlo. Me gustaron todos, los baratos, los más caros y de mejores puestos, todos. Además, en muchos puestos te los hacen en el momento y con el frío que hacía esos días, el gofre calentito te resucitaba.
Pero sin lugar a dudas, el que más me gustó fue un gofre que compramos en la zona de Sablon. En la calle había una pequeña furgoneta donde te hacían los gofres en el momento. Es lo que nosotros llamábamos “la gofreneta”. Nos imaginábamos una furgoneta como aquella en España, haciendo realidad nuestro sueño de La Dulceneta… Nos encantó. La lástima es que no volvimos a encontrarnos con esta “gofreneta” ningún día más.
Metralleta y “Frites”
Si vais alguna vez a Bruselas tenéis que probar esta bomba calórica. La metralleta consiste en un bocadillo con carne, ensalada, salsa y patatas fritas. Nosotros lo comimos en una cadena de restaurantes de comida rápida llamados Fritland. El nombre no deja lugar a dudas de qué es lo que ofrecen en sus restaurantes. Para comer algo rápido y barato no está mal.
En este país le ponen patatas fritas a todo. Las frites o patatas fritas se venden en cualquier esquina o rincón de la ciudad. Están crujientes, nada grasientas (en la mayoría de los puestos), con una gran variedad de salsas y a precios muy económicos. La diferencia es que allí fríen las patatas dos veces en grasa, no en aceite pero de cualquier forma están buenísimas.
Influencia francesa: sopa de cebolla y quiches
La cocina belga está muy influenciada por su vecino francés y así pudimos comprobarlo en la mayoría de los restaurantes en los que comimos.
Los platos más franceses que comimos en Bruselas fueron la sopa de cebolla y la quiche Lorraine.
La sopa de cebolla las comimos dos o tres veces en nuestro viaje y es que hacía tan mal tiempo que lo que más nos apetecía era una buena sopa calentita para entonar el cuerpo. La receta consiste en una sopa elaborada con cebolla, laurel y pimienta acompañada de una rebanada de pan gratinada con queso. Buenísima, os lo aseguro. El contraste del pan crujiente y gratinado con queso con el caldo caliente era sensacional.
Esta sopa podéis comerla en la mayoría de los restaurantes en Bélgica. Nosotros la comimos en un restaurante llamado Les Brassains, un poco apartado del bullicio del centro y junto a la casa en la que nació la actriz Audrey Hepburn. El restaurante nos encantó, con un aire vintage y bohemio muy particular. Si os apetece conocerlo está situado en 36 Rue Keyenveld. Auténtica comida belga a muy buen precio.
La quiche Lorraine es uno de los platos franceses más famosos en el mundo y en La Dulceneta yo os hemos contado cómo podéis hacerla. La quiche Lorraine la comimos en un restaurante llamado Arcadi, al final de las galerías de la Reina. Un sitio con mucho encanto y con unas quiches buenísimas. También probamos una quiche de champiñones muy buena. Y si tenéis sitio para el postre podréis probar unas tartas espectaculares. Nosotros fuimos a cenar y las tartas no las probamos pero me quedé con muchas ganas comer un trozo.
Tarta Tatin de manzana
El restaurante Fin de Sicle se encuentra en rue des Chartreux, 9, en Bruselas también. Un sitio cerca de Bourse en el que no se puede reservar y en el cual siempre hay mucha gente. Os recomiendo tener un poco de paciencia y esperar un poco a que te den mesa. Merece la pena. La comida muy bien en general, comida auténtica belga.
Aunque para mí lo mejor fue el postre. Comí una tarta tatin de manzana deliciosa, una de mis tartas favoritas. Estaba buenísima, recién hecha, caliente y acompañada de una bola de helado de vainilla. Increíble.
Brujas
Tartas increíbles
Cuando llegamos a Brujas hacía muchísimo frío y lo primero que hicimos fue tomarnos un café bien caliente. Entramos en una pequeña panadería-pastelería muy coqueta. Además de pan vendían pastelería dulce y salada pero lo que más me llamó la atención fue su escaparate repleto de tartas caseras con una pinta deliciosa.
Tomamos una tarta de queso con galleta Speculoos espectalcular. Todo lo que diga de esta tarta es poco. Una base crujiente de galletas speculoos buenísima, relleno de queso ligero y sabrosísimo con unas capas intermedias de más galletas speculoos y para terminar polvo crujiente de galleta. Una de las mejores tarta que he comido en mi vida.
Comida rápida belga
En Brujas comimos en una cadena de restaurantes de comida rápida llamado Quick. Hamburguesas, perritos y muchas patatas fritas aunque bastante malas si las comparamos con las de cualquier puesto en Bruselas. Comida barata pero sin ninguna calidad. No me gustó pero por un día no pasa nada.
Dille & Kamille
Todo un descubrimiento. No, no es un restaurante, es una tienda perteneciente a una cadena holandesa. Dille & Kamille son unas tiendas especializadas en la venta de productos relacionados con la cocina, repostería, jardinería y papelería básicamente. Tanto en Gante como en Brujas vi esta cadena de tiendas. Las tiendas son preciosas, con gran variedad de artículos y buenos precios. Yo no pude evitar la tentación y compré bastantes cosas de cocina y repostería: medidores, cortadores de galletas, cordel de colores, cubiertos para tartas… En España no tienen tiendas pero si vais a Bélgica u Holanda podréis encontrarlas. Muy recomendable buscar un hueco para hacer una visita.
Gante
Sopas calientes de verduras
En Gante comimos en un restaurante frecuentado por estudiantes y trabajadores en el que servían únicamente sopa. El menú consistía en un plato de sopa, grande o pequeño, un panecillo con mantequilla, bebida y de postre una manzana. Las sopas eran de verduras y se podía elegir entre guisantes, tomate, calabacín y champiñones acompañadas de picatostes y pequeñas bolitas de carne. Un plato muy completo y muy, muy barato. Además, mucha gente la pedía para llevar. Un sitio muy peculiar pero muy recomendable. Nos gustó mucho. Creo que el sitio se llamaba Soup Lounge, cerca del castillo de Gravensteen y el precio entre 3 o 4 euros.
Cerveza
No podíamos acabar este pequeño viaje sin hablaros de la cerveza belga. Sin duda, mi bebida favorita. Todas las cervezas que probé me gustaron muchísimo, rubias, tostadas, negras… En Gante estuvimos en un peculiar bar, lleno de trastos y cosas antiguas en el cual tienes que dejar un zapato en depósito cuando pides la especialidad de la casa. Sólo te sirven una cerveza por persona y día, ya que la hacen ellos mismos y la cantidad de cerveza es limitada. La sirven en un vaso de un litro de cuello larguísimo y va colocado en una pequeña estructura de madera para poder beber de él. Cuidado con la graduación, 8-9º. La cerveza entra sola y cuando te quieres dar cuenta ya empiezas a ver borroso. El sitio se llama Dulle Griet y se encuentra en Vrijdagmarkt 50.
Sin duda me dejo muchas cosas por contaros pero no quiero alargarme mucho más. Es un viaje que merece la pena hacer una vez en la vida. Nosotros creo que repetiremos cuando podamos.
Espero que os haya gustado. Hasta la próxima
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